Durante su participación en el Festival Gabo, celebrado recientemente en Colombia, el economista estadounidense Joseph Stiglitz —galardonado con el Premio Nobel de Economía en 2001— lanzó una dura advertencia sobre la situación actual de Argentina, señalando que el país sudamericano «se encuentra al borde de una nueva crisis económica». En su análisis, Stiglitz puso en la mira el rol del Fondo Monetario Internacional (FMI) en la evolución de la deuda argentina y cuestionó duramente tanto las políticas aplicadas por gobiernos anteriores como las estrategias del actual.
El reconocido economista recordó en particular el millonario préstamo otorgado por el FMI al gobierno de Mauricio Macri en 2018, que ascendió a 44.000 millones de dólares. Criticó que dicho organismo haya autorizado que esos fondos fueran retirados del país sin un control estricto sobre su destino, y subrayó que gran parte de ese dinero terminó en manos de los sectores más acaudalados, que rápidamente lo enviaron al exterior sin rendir cuentas. En ese sentido, Stiglitz consideró que las dificultades actuales tienen raíces en aquella etapa, cuando Argentina —según sus palabras— optó por adoptar una política de libre mercado con la llegada de Macri al poder en 2015.
Desde su óptica, los efectos de esas decisiones aún persisten y se han agravado bajo la administración de Javier Milei, que no solo no ha resuelto el problema del endeudamiento, sino que además ha profundizado el cuadro de vulnerabilidad. Stiglitz fue categórico al afirmar que el gobierno libertario no podrá hacer frente al pago de la deuda original de 44.000 millones, y que el nuevo préstamo de 20.000 millones de dólares recientemente otorgado por el FMI también resulta impagable. “Lo que hizo Milei agrava la situación: no pudieron pagar el préstamo anterior, y ahora reciben más dinero que tampoco podrán devolver”, remarcó.
Además, puso en duda la sostenibilidad del plan económico que ha logrado frenar temporalmente la inflación. Según explicó, la baja en el Índice de Precios al Consumidor no se debe a un cambio estructural de la economía, sino a una estrategia basada en la intervención del tipo de cambio mediante el uso de los fondos del FMI. “La inflación bajó porque utilizaron esos 20.000 millones de dólares para sostener el valor del peso frente al dólar, pero esa herramienta no es duradera”, alertó. Y concluyó: “Aunque los datos de inflación parezcan positivos a primera vista, en realidad Argentina está peligrosamente cerca de una nueva crisis”.
Por otra parte, el ministro de Economía, Luis Caputo, presentó una visión radicalmente distinta. En declaraciones a un canal de streaming, celebró la reciente aprobación por parte del FMI de la primera revisión del acuerdo vigente, que permitió un desembolso adicional de 2.000 millones de dólares. Según el funcionario, este nuevo paso “facilitará la recuperación del acceso de Argentina a los mercados internacionales”.
Caputo aseguró que el acuerdo firmado es incluso más beneficioso que los anteriores y que su implementación permitirá al país comenzar a refinanciar su deuda con mayor facilidad. Destacó también que se están alcanzando los objetivos de acumulación de reservas fijados por el plan económico, lo cual considera un pilar de estabilidad.
Sin embargo, reconoció que el mayor desafío sigue siendo la imposibilidad de acceder a financiamiento externo a tasas razonables. En ese contexto, remarcó que, si bien el programa económico ha permitido acumular reservas, esas mismas reservas se podrían agotar rápidamente en caso de tener que utilizarlas para pagar vencimientos de deuda, en lugar de refinanciarlos. “Si no recuperamos el acceso al mercado, esas reservas van a terminar utilizándose para cumplir con los compromisos financieros, y no para fortalecer la economía”, explicó.