La sala de audiencias se encontraba llena. Los familiares de Daiana Garnica esperaban expectantes el comienzo de los alegatos finales, en el juicio por su desaparición y femicidio. Eran las 9 cuando el Tribunal le dio la palabra a la fiscalía para comenzar a alegar.
Los auxiliares fiscales, Gerardo Arch y Osvaldo Martínez fueron claros. Que los mensajes de Darío Suárez -el único imputado en esta causa- hacia Daiana quedaron completamente comprobados. Que la confianza entre ambos era evidente, confianza que el imputado fue construyendo. Que Darío Suárez tenía una obsesión con la adolescente de 17 años. Que en cada mensaje existía una mala intención. “El acusado, en seis oportunidades, le marcó y pidió a Daiana que no le diga nada a su madre. Que no dé a conocer que se iría con él. Seis chats que demuestran su mala intención”, sostuvo Arch. A pesar de que Suárez intentó borrar toda evidencia que lo vinculaba con Daiana, se recuperaron 74 mensajes. Entre ellos, se encontraban los últimos que había enviado el imputado a la joven.
“Consideramos que, efectivamente, existió la privación ilegítima de Daiana, porque tenemos una serie de pruebas que lo afirman. Existen declaraciones que dan cuenta del estado intranquilo y nervioso que tenía el imputado ese día”, afirmó la fiscalía. Además, según las pericias realizadas en la investigación, el celular de Suárez no tuvo actividad desde las 19 hasta las 21 de ese día. Lo cual para la fiscalía resultó raro, ya que habitualmente el imputado solía utilizarlo con frecuencia durante ese periodo de tiempo.
Luego de dos horas alegando, para la fiscalía no quedaron dudas de que Suárez asesinó a Daiana. Por este motivo, pidió prisión perpetua para el imputado por privación ilegítima de la libertad y homicidio agravado por ser cometido con alevosía y mediando violencia de género (femicidio).