El sábado 17 de septiembre alrededor de las 20:30 de la noche, Rubén Alfredo Carrizo, un tucumano de 40 años, regresaba a su casa en motoclicleta por la avenida Perón en dirección de Oeste a Es, después de un sábado de fútbol. En ese momento, después de haber pasado por un lomo de burro, impactó de frente con una camioneta Toyota Hilux.
Su esposa, Patricia González (35) recibió un llamado en donde le informaban que su esposo estaba siendo trasladado de urgencia al hospital Padilla, en donde murió producto de un segundo paro cardíaco minutos después de su ingreso: “Lo reanimaron hasta el último me dijo el médico”, le explica a eltucumano.
Inmediatamente, los medios de comunicación tucumanos que se hicieron eco de esta situación, comenzaron a referirse a esto como un accidente que sería culpa de Carrizo, ya que a causa de su velocidad habría salido despedido de su moto después de pasar el lomo de burro, para impactar de frente con la camioneta. Sin embargo, su familia y el abogado que ahora los ayuda, creen lo contrario.
“Es verdad que en el video se ve que el rebota en el lomo de burro, pero no venía a una gran velocidad, yo sé como manejaba. La que venía rápido era la camioneta, inclusive hay dos autos que frenaron de golpe porque el conductor venía rápido y se les metió, mi marido no se dio cuenta se ve de esas dos camionetas que frenaron y cuando se vio de frente con la camioneta quiso frenar y ahí salió despedido, no fue por el reductor de velocidad”, dijo.
Rubén, o Chino (como lo conocían sus amigos y familiares), era obrero de la empresa Agroalianzas, en donde trabajaba durante la semana. Los sábados salía de la casa que compartía con Patricia en el barrio Castillo (Yerba Buena), para jugar al fútbol con sus amigos. El viernes, sus amigos y familiares realizaron un corte de tránsito marchando desde la avenida Presidente Perón y pasaje Juan Pablo hasta la av. y calle Bascari, justamente en donde sucedió el siniestro vial.
“Fue un gran quilombo de vehículos, aun estando tránsito y las policías acompañándonos, todos nos tocaban bocina, estaban indignados de que estábamos ahí. Solo nos paramos un ratito a aplaudir. La gente no nos respetaba, siempre creí que la gente al ver algo así de injusticia podrían acompañar pero la gente de esa zona no, estaban enojados, solo cortamos un corto tiempo”, contó, sobra esta primera experiencia de salir a marchar por pedir justicia.
“Estamos esperando una nueva resolución de la justicia, ya tenemos abogado, pero todo está lento. Espero que los medios piensen antes de culpar y de hablar que detrás de todo siempre hay familias. Los que vivimos en Yerba Buena y andamos en moto conocemos la falta de respeto con las que se maneja mucha gente de plata, con camionetas, que van a algún country, te apuran todo el tiempo, te bocinean, viven apurados”, cerró esta tucumana que hoy solo pide que se vuelva a investigar el registro de videos de lo que cambió su vida para siempre, el último sábado 17 de septiembre.