Una semana corta no impidió que en la oposición tucumana pase de todo. La relación entre los dos principales referentes de Juntos por el Cambio (JxC), Germán Alfaro (PJS) y Roberto Sánchez (UCR) atraviesa el momento más tirante y las acciones de uno y de otro (y de sus laderos) no hace más que tensar más el vínculo. Como si todavía estuvieran en el transicional 2022, los candidatos siguen en la disputa por ocupar el principal lugar en la boleta del frente opositor el 14 de mayo. Pero ya está entrado el 2023 y hay una fecha límite: el 6 de marzo se debe formalizar el acuerdo entre los partidos que conforman legalmente JxC en la provincia. Una resolución con final feliz para todos parece muy lejana teniendo en cuenta ese plazo y las acciones de los protagonistas en estos días.
La mañana del jueves arrancó muy movida y el protagonista fue alguien del PJS. No el líder municipal, que se preparaba para su acto de lanzamiento convocado para la tarde, sino por un concejal de su espacio, «Jonnhy» Ávila, cuñado del intendente. Al hermano de la senadora Beatriz Ávila se le atribuyó un audio en el que dice que no es negociable la (candidatura a la) intendencia. Y esgrime un razonamiento sencillo y contundente: si la UCR designa los candidatos en Yerba Buena y Bella Vista, donde los radicales Mariano Campero y Sebastián Salazar no pueden ser elegidos nuevamente, ¿por qué el alfarismo debería ceder su bastión? El timming de la filtración es llamativo. En los últimos días circuló el rumor de un acuerdo ‘por arriba’ en JxC, donde el bendecido para ir por la intendencia capitalina, como prenda de unidad, sería José Cano, excandidato a gobernador que estuvo celebrando el carnaval con los dos referentes nacionales de los integrantes de JxC, el jujeño Gerardo Morales y el porteño Horacio Rodríguez Larreta.
Cano se muestra recorriendo la Capital con su excompañero de fórmula en 2015, Domingo Amaya, y con Roberto Sánchez. De hecho, ayer por la tarde estuvieron juntos en uno de los típicos recorridos de campaña. Sánchez protagonizó el segundo episodio que sacudió al armado opositor: por la tarde, se presentó ante la Junta Electoral de Tucumán y anotó al frente Juntos por el Cambio, anticipándose y quedándose con el sello opositor. Algo no menor, teniendo en cuenta que en la provincia es la ‘marca’ con mayor peso para pelearle al oficialismo y que a nivel nacional tiene muchas chances de ganar en las elecciones nacionales. Curioso es que no logró convencer a ninguno de sus aliados para que lo acompañen y arrinconar de esa manera a Alfaro. Ni el PRO, intervenido por el exbussista Pablo Walter, ni CREO, espacio al que pertenece el que, en principio, sería su candidato a vicegobernador, Sebastián Murga. Sánchez hizo el trámite con Propuesta Ciudadana, partido del legislador ex bussista Paulo Ternavasio, como integrante del frente, y con la Coalición Cívica como adherente. La pregunta que se impone es si Sánchez no pudo convencer a sus socios o si ni siquiera lo intentó y la decisión fue siempre la de ‘cortarse solo’ para mostrar autoridad ante los demás. La otra explicación es que lo haya hecho para generar ruido en la previa del acto convocado por Alfaro para lanzar su candidatura a gobernador. Suena posible, ya que el plazo legal vence el 6 de marzo y, en el medio de una discusión que parece no tener una salida, la precoz jugada de Sánchez solo entorpecería las negociaciones.
El acto de Alfaro fue el tercer capítulo del jueves de superacción para la oposición. La estética del evento fue muy similar a la de los de Mauricio Macri y sus socios políticos. Una pasarela larga por la que el orador podía caminar, ir y volver, para saludar y mostrarse cerca del público; un micrófono que permite tener las manos libres para gesticular al hablar; y todo el lugar vestido con los colores de JxC, en el mismo estilo que el usado para los afiches de campaña del intendente capitalino. Los presentadores del acto repitieron varias veces que Alfaro era «el candidato de JxC», a pesar de que el sello ya está en manos de Sánchez. El discurso estuvo centrado en las críticas al gobierno provincial y a la presentación del plan de gobierno, armado «hace seis meses», según reveló el propio Alfaro durante su alocución. Apenas unos segundos dirigió a la cuestión de la interna: «Estoy comprometido con la unidad de este espacio, dentro de la racionalidad, la lógica y el sentido común». Seguramente Alfaro no quiso que en las crónicas se recalque su pelea interna tanto como sus dardos hacia Manzur y Jaldo, aunque tampoco podía ignorar el tema. Eligió, entonces, medir sus palabras y traducir en términos diplomáticos lo que se decía en el audio atribuido a su cuñado: «escapa a la racionalidad, a la lógica y al sentido común que me pidan ceder la intendencia de San Miguel», podría leerse entre líneas.
El tiempo no para y tampoco perdona. El 6 de marzo asoma como una fecha bisagra para la oposición: hasta ese día tienen tiempo el PJS, el PRO y CREO para sumarse al frente inscripto por Sánchez. A pesar de los pronósticos sobre supuestos anuncios de unidad, las acciones de Alfaro y de Sánchez parecen alejarlos más que acercarlos. En JxC reina la inquietud y algunos alzan la voz pidiendo definiciones, otros deciden avanzar por su cuenta y los más molestos con el culebrón de la oposición se mudan a las filas jaldistas. Parece difícil la unidad en JxC, pero en la política tucumana jamás hay que dar nada por cerrado. Nadie imaginaba en septiembre de 2021, luego de la interna del peronismo en la que la lista de Manzur le ganó a la de Jaldo, que el médico iba a nombrar como candidato oficialista al tranqueño y sin embargo ahí están, recorriendo la provincia como una fórmula consolidada mientras se regodean con las disputas de sus adversarios.
El escenario montado por Alfaro, con los colores de Juntos por el Cambio (Twitter: @alfarogerman).
Sánchez recorre barrios junto a Cano y Amaya, la fórmula opositora de 2015 (Twitter: @DomingoAmayaOk).