La Academia Nacional de Ciencias de Cuba acaba de sumar a su plantilla de científicos y científicas de fuste al investigador superior del CONICET, Atilio Castagnaro.
Castagnaro es un férreo impulsor de la caña de azúcar transgénica para agrocombustibles (iniciativa muy cuestionada por movimientos campesinos y organizaciones sociales por sus efectos sociales y ambientales). «El objetivo con las cañas transgénicas fue hacer más eficiente y sostenible la producción. Dar sustentabilidad económica, social y ambiental y dar un impulso a un cultivo que es clave para producir biocombustibles», resumió Atilio Castagnaro en una charla del Congreso de Aapresid en 2013, en Rosario, y propuso que el 50 por ciento de la matriz energética de Argentina sea en base a agrocombustibles.
En dicha oportunidad, Castagnaro precisó que existen las tradicionales regiones azucareras de Tucumán, Salta y Jujuy, con 550 mil hectáreas de producción. «Hay un potencial de crecimiento de área cercano a los 4,4 millones de hectáreas», aseguró y detalló la expansión de la frontera agrícola de la caña de azúcar transgénica sobre Misiones y norte de Santa Fe.
Castagnaro es referente de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (INTA Tucumán). En 2011 formó parte de un equipo de científicos del Mercosur que creó que un robot que busca las plantas de soja más aptas para resistir la sequía. «Un gran resultado de este proyecto es el haber sido capaces de construir un robot o plataforma automática para la evaluación masiva de genotipos de soja, respecto de su capacidad de tolerar el déficit hídrico o sequía», dijo Castagnaro. Cada día, el robot recorre simultáneamente 120 macetas con plantas de soja, determina su consumo hídrico para regarlas con la cantidad precisa de agua, y les toma fotografías estereoscópicas para documentar el crecimiento.
En el grupo de trabajo (y patentamiento) participaron dos empresas líderes en transgénicos: Nidera (una de las grandes multinacionales del agro) e Indear/Bioceres de Gustavo Grobocopatel y Víctor Trucco (presidente honorario de Aapresid).
Castagnaro coordinó el proyecto de la “Cadena Oleaginosa de Biotecsur (BiotecSojaSur)”, un espacio promovido por el Ministerio de Ciencia donde confluyen académicos, ámbitos estatales y grandes empresas del agro.
El científico tucumano forma parte de la Comisión Nacional de Biotecnología, (Conabia), espacio clave en la aprobación de transgénicos en Argentina que el diario página12 aseguró que está manejado por grandes empresas multinacionales de agronegocio. «Las empresas que producen y venden transgénicos son las mismas que los aprueban. Se trata de Bayer, Monsanto, Syngenta, Indear/Bioceres, Pioneer/DuPont y Don Mario, entre otras. También son parte los empresarios del agro (Aapresid, Aacrea) y académicos con conflictos de intereses. La aprobación se basa en estudios de las mismas multinacionales (el Estado no realiza análisis propios) y los expedientes son secretos», reveló el diario de tirada nacional.
La posición de Castagnaro le valiò el reproche de la organización socioambiental tucumana ProEco (de la Red Nacional de Acción Ecologista). “Un modelo que se expande para fumigarnos a todos”, fue el título del comunicado y señaló que la liberación comercial de caña de azúcar transgénica implica que “el modelo del agronegocio se reinventa una vez más” en el sector agropecuario tucumano.
La ONG ambientalista tucumana se preguntó cómo “la preocupación por los derechos humanos y el promover el aumento de ventas de agrotóxicos pueden cohabitar en un mismo individuo”. Y le recordaron a Castagnaro que el modelo transgénico acapara territorios, desaloja indígenas y campesinos y desmonta. “Es una contradicción militar por los derechos humanos y promover la fumigación de grandes territorios provinciales”, le cuestionó en su oportunidad Roque Vicente Pondal, de ProEco (cabe recordar que Castagnaro llegó a ser presidente de la Asociación Permanente por los Derechos Humanos -APDH- de Tucumán).
La notificación de la incorporación del especialista estuvo a cargo de Mario Pablo Estrada García, director de Investigaciones Agropecuarias del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de ese país, quien asimismo expresó emoción y alegría en el anuncio por la oficialización de su colega en este destacado puesto institucional.
Al respecto, Castagnaro manifestó estar feliz y emocionado por el nombramiento recibido, aunque siente, por una parte, que es inmerecido: «yo soy solamente un aprendiz de las capacidades desarrolladas y desplegadas por Cuba en el terreno científico, tecnológico y social”, dijo el investigador tucumano en declaraciones al portal del CONICET, haciendo hincapié en este último eje que considera que está subvalorado en muchas ocasiones: “es la clave que desde la academia le imprimen al trabajo de las personas que creemos y trabajamos para que con la ciencia podamos mejorar, en un sentido amplio, la calidad de vida de nuestros pueblos”.
Asimismo, agregó que es un país en el que se puede hacer ciencia de calidad, a pesar de no disponer de todos los recursos necesarios. Y en el que, sobre todo, enseñan a valorar la calidad humana.
Por último, Castaganaro agradeció al acompañamiento permanente de su familia y amigos, y de las personas que lo ayudaron en las diferentes etapas de su carrera científica. “También a las personas de diferentes lugares que han trabajado en el día a día y codo a codo conmigo; a las que me han elegido para dirigir sus tesis y proyectos científicos”; y en especial a las autoridades de la Universidad Nacional de Tucumán, del CONICET y de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres de Tucumán: “Sin todas ellas y muchas más, no hubiese podido recibir este tremendo reconocimiento a mi labor científica”, concluyó.