A pesar del esfuerzo del Tesoro por enviar una señal de estabilidad al mercado financiero mediante la convalidación de tasas extremadamente altas en la última licitación de deuda, los resultados no fueron los esperados: la reacción de los inversores fue de cautela, y la demanda de dólares no se detuvo. Este miércoles, el dólar mayorista —referencia clave para el comercio exterior y grandes operadores financieros— comenzó el día cotizando cerca de los $1.290, pero en los momentos finales de la jornada dio un fuerte salto, cerrando a $1.315. Se trata de un valor récord para esta categoría del tipo de cambio, que ya acumula una suba cercana al 27% en lo que va del año.
Este tipo de movimientos abruptos en los minutos finales del día no resulta sorpresivo para los operadores más experimentados. De hecho, mencionan que este comportamiento suele repetirse al cierre de cada mes, impulsado principalmente por maniobras de grandes bancos y empresas. Además, contribuye al alza la fuerte disminución de la oferta proveniente del sector agroexportador. El martes, por ejemplo, el volumen liquidado apenas alcanzó los 25 millones de dólares, una caída abrupta frente al promedio diario de 200 millones que se había registrado la semana anterior. Según el economista Fernando Marull, este descenso responde a la falta de operaciones tras la baja de retenciones, aunque anticipó que la situación debería normalizarse gradualmente en las semanas venideras.
En paralelo, el Banco Central comenzó a intervenir activamente en el mercado. Este jueves, por ejemplo, optó por ofrecer tasas atractivas a través de la ventanilla «repo», una herramienta utilizada por los bancos para operaciones de muy corto plazo. También se observó un aumento en el interés abierto dentro del mercado de futuros, lo que, según los especialistas, evidencia una presencia oficial para intentar contener la suba del dólar. «El Central volvió a utilizar el canal de los repos con el fin de presionar al alza las tasas y así moderar la escalada del tipo de cambio antes del cierre de la rueda», explicó un operador.
Desde la consultora Max Capital, destacaron que el Banco Central absorbió $1.500 millones a través del mercado de repos el lunes pasado, lo cual refuerza la hipótesis de que la entidad monetaria está usando las tasas de interés como instrumento principal para contener las tensiones en el mercado cambiario. Aunque en reiteradas ocasiones se había indicado que las intervenciones se limitarían al equilibrio monetario entre las emisiones del Tesoro y las operaciones del BCRA, lo cierto es que el accionar reciente muestra una postura más activa en la absorción de liquidez.
Pese a estas intervenciones, todos los contratos de dólar futuro cerraron la jornada con alzas. Llamó especialmente la atención el comportamiento del contrato de julio, que vence este viernes: registró un incremento de $21, aunque aún se ubicó por debajo del valor spot, cerrando a $1.308. Las expectativas del mercado apuntan a una continuidad de la tendencia alcista del dólar en los meses siguientes, con coberturas para diciembre que ya se posicionan en torno a los $1.494.
En cuanto a la cotización oficial del dólar en bancos, el cierre del miércoles fue de $1.325, lo que implica un salto de más del 9% sólo en julio. Si bien aún no se detectan efectos inmediatos en los precios de bienes y servicios, algunos analistas advierten que esta evolución del tipo de cambio podría trasladarse a la inflación en las próximas semanas.
Además, existe preocupación por lo que pueda suceder en la última rueda del mes, ya que la reciente licitación no logró captar la totalidad de los vencimientos de deuda. En concreto, unos $2,78 billones quedaron sin absorber, lo que puede traducirse en una presión adicional sobre el dólar si esos fondos buscan cobertura en moneda extranjera. No obstante, desde el Ministerio de Economía aseguraron que ese excedente sería controlado mediante el aumento de los encajes bancarios, previsto para el viernes 1° de agosto.
Otro factor que podría empujar la demanda de dólares es el notable crecimiento de la posición vendida del Banco Central en contratos de futuros, que, según estimaciones de la consultora LCG, pasó de 1.900 millones de dólares a casi 4.800 millones durante el mes de julio. Esto significa una mayor exposición de la entidad a posibles ajustes abruptos en el tipo de cambio.
En este contexto, la estrategia del Gobierno de cara al proceso electoral parece orientada a mantener la moneda local relativamente fuerte y continuar con la tendencia descendente de la inflación. Para ello, se mantiene una política monetaria contractiva, a pesar de las señales de enfriamiento en el crédito y cierto estancamiento económico. Desde varias consultoras se estima que, en caso de que el oficialismo logre un buen resultado electoral, podrían flexibilizarse algunas de estas medidas para reactivar la actividad, apoyándose en una inflación más baja y un entorno de mayor confianza en el plan económico.
En conclusión, aunque el equipo económico mantiene una postura ortodoxa para evitar sobresaltos en el dólar y contener expectativas, el escenario actual exige monitorear con atención los flujos de liquidez, la evolución del tipo de cambio y la respuesta del mercado, especialmente en un contexto político-electoral altamente sensible.