La casa de Gladys queda en Rodeo Grande -Villa Chicligasta. Los efectivos policiales se desplazaron desde Simoca, lugar donde el dueño del cerdo radicó la denuncia. “Ese vecino, teniendo la comisaría de villa chicligasta a 20 cuadras, se va a 35 kilómetros más allá a hacer la denuncia, a Simoca”, advirtió el abogado.
“El allanamiento fue muy violento. A mi me bajó la presión y la policía no me querían dejar salir ni a tomarme la presión. Se llevaron la moto de mi hija que yo la compré para que mi nieta vaya a la escuela que queda a 5 kilómetros. Tengo muchísimo miedo por lo violento que fueron. Si algo nos pasa a mi familia, ellos -la policía- son los responsables”, dijo la mujer.
Lo desmesurado del operativo no solo tiene que ver con la cantidad de móviles y personal policial que se desplazaron. O con la cantidad de horas que estuvieron en la vivienda de Espinoza. Tampoco con que se haya dado vueltas hasta los cajones de la ropa interior para secuestrar posibles pruebas de la desaparición de un cerdo. Lo desmesurado tiene que ver, además, con lo que Gladys vivió hace unos años cuando el desaparecido era su hijo y nadie le quiso tomar la denuncia.
En 2020, cuando Luis no aparecía, Gladys tuvo que cortar la ruta junto a todos los vecinos del paraje y de pueblos aledaños para que un policía la atendiera. Junto a esos vecinos salió a rastrillar, mientras en la comisaría le decían que Luis se debió haber ido con alguna amante. Más de una semana después el cuerpo de Luis apareció envuelto, con un disparo en la espalda. Los responsables, nueve policías entre ellos el comisario de Monteagudo, fueron condenados por haberlo asesinado y haber ocultado el cuerpo. “Entonces, doña gladys fue a la comisaría de Villa Chicligasta a denunciar que no encontraba a su hijo y no le han querido tomar la denuncia y la han derivado a la comisaría del asesino y no hubo ni un móvil policial que haya salido a buscarlo. Ella tuvo que cortar la ruta para que la escuchen”, recordó Garmendia.
Más que irregular, ilegal
La pregunta del abogado sigue siendo por qué a nadie del poder judicial le llamó la atención que se llevara adelante un operativo de esta envergadura por un cerdo extraviado. Así lo expresó en la audiencia en la que intentó pedir sanciones contra el empleado judicial que, contra todo derecho de la familia Espinoza, impedía que les dejen la documentación del allanamiento.
“Fue Anibal Giménez que le dió la orden al oficial de apellido Leal de que no me dejara el acta de allanamiento. Ese mismo oficial terminó redactando un acta donde no dejaba constancia de esto. Hubo un fiscal que pidió un allanamiento que no correspondía y una jueza que lo autorizó. ¿A nadie le llamó la atención nada?”, sostuvo el abogado en la audiencia de ayer. El juez lo interrumpió para excusarse porque no podía seguir adelante con la audiencia. El fiscal que había actuado es su hermano. Nadie del Centro Judicial de Concepción parece haberse dado cuenta, tampoco de ese detalle.