La última semana de 2022, Ana Reales supo que el único condenado por el homicidio de su hijo había sido absuelto. Un año antes, en diciembre de 2021, la Justicia tucumana había determinado que Mauro Navarro cumpliera prisión perpetua por haber asesinado a Miguel Reyes Pérez -hijo de Ana- considerando el hecho como un caso de gatillo fácil. Pero la misma semana en la que se cumplían cinco años de que Navarro disparó contra el joven, la noticia de la absolución sacudió a la familia.
La agrupación Andhes -Abogados y Abogadas de Derechos Humanos y Estudios Sociales- que representa a la familia de Ana sostiene que no recibieron ninguna notificación oficial de la decisión de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán (CSJT). “Cinco años esperó la familia de Reyes para conseguir un poco de justicia. Un año estaría demorando la CSJT en dar luz verde a la impunidad policial. Lamentamos, de confirmarse la información, esta decisión que vulnera los derechos de la víctima y que se asemeja más un mensaje político a la policía tucumana que una decisión que busque justicia y verdad”, expresa en un comunicado.
“No voy a bajar los brazos. Voy a seguir luchando”, dice Ana con un poco más de fuerza ahora que pasaron los días. Y como la justicia es mucho más que un veredicto, Ana celebró el día de Reyes la semana pasada y recordó a su hijo este lunes al cumplirse un nuevo aniversario de su muerte. Un nuevo mural fue la excusa para decir: Miguel Reyes Pérez, presente.
Es que la mujer que después que asesinaron a su hijo salió a caminar Tribunales, a cortar calles, a exigir justicia. Abrió un merendero en su casa al que le puso Merendero Reyes, un lugar donde los niños, niñas y adolescentes del barrio San Cayetano van a compartir aunque sea una comida en el día. Donde se festeja el día de reyes, el día del niño y la esperanza. Un lugar que ayuda a cicatrizar la herida que, cuando parecía que al fin podía cicatrizar, se volvió a abrir.
“Esperaremos la notificación del veredicto y los fundamentos de la Corte Suprema de ‘Justicia’ para definir los pasos a seguir”, anunciaron desde Andhes.
El caso: un disparo mortal
El hecho ocurrió el mismo 24 de diciembre de 2016. De acuerdo a la versión policial, los policías Mauro Navarro y Gerardo Figueroa estaban persiguiendo a Miguel porque había cometido un robo. Lo alcanzaron en el centro del barrio San Cayetano y Navarro le disparó con un arma de goma a pocos metros y en la cabeza. “Es un arma disuasiva, pero si se dispara a poca distancia el disparo puede ser mortal”, dijo en el juicio uno de los peritos que declaró. Miguel Reyes agonizó durante 24 días y el 16 de enero de 2017 falleció.
María del Carmen Reuter fue la fiscal que investigó la causa y consideró que estaba comprobado que Navarro le efectuó un disparo en la cara a Reyes con la escopeta reglamentaria que llevaba, lo que hizo que el joven cayera al piso. En ese momento, Gerardo Figueroa, aprovechando el estado de indefensión, le pegó con la culata de su escopeta a Pérez, causándole un traumatismo de cráneo y facial, que con posterioridad llevó al fallecimiento del joven.
“Mi hijo tenía problemas de adicción. Eso lo llevó a tener infinidad de conflictos con la policía y vecinos”, cuenta Ana cada vez que recuerda cómo tanto Figueroa como Navarro perseguían y detenían a Reyes en reiteradas ocasiones. “Lo hacían -dice la mujer- para armarle causas y que haga lo que ellos querían”. Finalmente, el caso llegó a la justicia provincial que resolvió absolver a Figueroa y condenar a prisión perpetua a Navarro.