Este último jueves, en la Embajada del Reino Unido en Argentina, un tucumano se convirtió en uno de los grandes protagonistas del cierre de año al recibir de manos de la embajadora Kristy Hayes la Medalla del Imperio Británico (BEM, por sus siglas en inglés). Se llama Samuel Victoria, tiene 62 años y vive en Buenos Aires desde que tenía 19 años, cuando fue a pasear y decidió quedarse al enamorarse perdidamente de la Ciudad de la Furia. Hace más de 33 años que realiza el mismo trabajo, tiempo que lo convirtió en un emblema andante dentro de la casa diplomática. Es, ni más ni menos, que el mayordomo principal.
¿Conocés a Sam, el mayordomo de la Residencia Británica? ????
Oriundo de Tucumán ????????, comenzó a trabajar en el Palacio Madero Unzué hace 33 años.
????️ Ayer, la Embajadora @AmbKirstyHayes ???????? le entregó la Medalla del Imperio Británico (BEM) por su lealtad y compromiso. pic.twitter.com/q5JmHYz6vA
— Embajada Británica (@UKinArgentina) December 22, 2023
La Medalla del Imperio Británico (BEM, anteriormente conocida como la Medalla del Imperio Británico por Servicio Meritorio) es un prestigioso reconocimiento británico y de la Commonwealth otorgado por servicios civiles o militares destacados, dignos de ser reconocidos por la Corona. Este honor actual fue instaurado en 1922 con el propósito de sustituir a la medalla original, la cual fue establecida en 1917 como parte integral de la Orden del Imperio Británico.
No es la primera vez que distinguen al tucumano en la Embajada de Reino Unido. En 2021, el entonces embajador Mark Kent hizo oficial una distinción de la Reina Isabel II para Victoria y otros dos colaboradores de la Corona.
El Embajador @KentArgentina felicitó a los miembros del staff de la Embajada que recientemente fueron distinguidos por Su Majestad la Reina Isabel II:
-Alfredo Fierro MBE, Agregado de Comercio e Inversiones
-Lucy Santamarina MBE, Vicecónsul
-Samuel Victoria BEM, Mayordomo pic.twitter.com/pbWauxlbZY
— Embajada Británica (@UKinArgentina) June 18, 2021
En una entrevista realizada por la periodista Soledad Vallejos para Página|12, en 2017, Samuel Victoria cuenta detalles sobre sus comienzos, que resumimos en este artículo. Según él mismo revela, soñó toda su vida con servirle a la realeza. Admiraba su vida, sus gestos, casi todo de ellos que leía en revistas. “Mi vocación era poder empezar en algo para poder ingresar en una sede diplomática, y más una inglesa, porque admiraba a la realeza”, confesaba hace poco más de seis años. “Se me cumplió un sueño”, celebraba.
El ingreso del tucumano Victoria a la sede diplomática es casi una obra del destino, podría decirse que estaba escrito. Al menos así lo hizo él, escribiendo cartas de presentación y deslizándolas por debajo de puertas de lugares que le resultaban interesantes. “No me llamaban, así que dije ‘uno no puede estar de brazos cruzados’. Una persona sola, porque yo era soltero, me dije, debo conseguir con qué cubrir mis gastos en Buenos Aires. Alguien me dijo ‘ponete a trabajar en cualquier cosa, después las cosas se van dando, vas conociendo gente’”, recordaba.
Antes de que sus esperanzas se diluyeran por completo, Samuel decidió confiar su destino a una agencia de empleos. Su primer trabajo fue como guardia de seguridad, puesto que cumplió por tres años hasta que recibió la noticia más esperada. “Un día le explicaron que habían pasado su cv para un pedido particular, que había pasado la selección y debía concurrir a una sede diplomática”, contaba.
Como todo guion cuenta con su nudo, Victoria no pudo llegar a su primera entrevista de trabajo debido a una terrible tormenta que inundó la ciudad. “No pude llegar. Tuve que regresar y presentarme al cuarto día, por las razones climáticas. Entonces cuando llegué acá miraba y dije ‘¡no puede ser! ¡no puede ser! Después de tres años que dejé la carta aquí, vuelvo acá’”, detallaba a la periodista hace más de seis años al tiempo que atribuía todo a una conspiración universal. “En realidad, es lo que uno siembra, lo que cosecha: me encantaba tanto la idea de trabajar acá, de poder ingresar acá, siempre lo veía desde afuera al lugar”, concluía.