Las dificultades financieras que comenzaron a manifestarse el año pasado en varias compañías del sector agropecuario —con los incumplimientos de pago de firmas como Los Grobo, Agrofina y Surcos— continuaron durante 2025, extendiéndose a otras empresas relevantes como las del grupo Albanesi, destacándose GEMSA, y Celulosa Argentina, propiedad del empresario José Urtubey. Esta tendencia negativa no se detiene, ya que ahora se suma al listado la petrolera Aconcagua Energía (PAESA), que comunicó su incumplimiento en el pago de los intereses de un bono en dólares con vencimiento este martes, tras haber fracasado en un intento por captar fondos en los mercados internacionales el mes pasado.
Según lo informado a la Comisión Nacional de Valores, el director financiero de PAESA, Javier Basso —quien además es uno de los accionistas junto con Diego Trabucco, ambos exejecutivos de YPF que fundaron la empresa en 2016—, anunció que la compañía llevará adelante un proceso integral de reestructuración de su deuda financiera. Esta decisión responde a las difíciles condiciones que presenta el mercado de capitales, las cuales han dificultado acceder a fuentes de financiamiento que sean compatibles con la sostenibilidad de sus operaciones cotidianas.
En mayo la petrolera intentó obtener financiamiento por 250 millones de dólares en Nueva York, pero la operación debió ser cancelada debido a que las tasas de interés exigidas superaban el 12% anual, cifra que la empresa consideró impagable, ya que esperaban financiarse cerca del 10%. Además de este pago de intereses pendiente, PAESA enfrentaba vencimientos adicionales por 10 millones de dólares en julio y 20 millones en septiembre.
La empresa atribuyó el fracaso de esta emisión a que era su primera incursión en los mercados internacionales, y coincidió con colocaciones realizadas simultáneamente por compañías con mayor trayectoria y mejor calificación crediticia. Sumado a esto, el impacto de los recientes incumplimientos en el mercado argentino aumentó la percepción de riesgo sobre la petrolera. Este escenario llevó a que la agencia Fitch rebajara la calificación crediticia de PAESA, agravando la situación financiera que culminó con el incumplimiento actual.
En busca de una solución, la compañía contrató a Valo Columbus, la misma firma que diseñó la reestructuración de deuda para Celulosa Argentina, con el objetivo de elaborar un plan financiero. Mientras tanto, iniciará negociaciones con sus principales acreedores para intentar llegar a un acuerdo de espera o “standstill”, que otorgue estabilidad temporal durante las conversaciones.
PAESA estima poder finalizar el proceso de reestructuración en las próximas semanas, sujeto a los avances logrados con los acreedores. En este contexto, la empresa señaló que, debido a la imposibilidad de acceder a refinanciamiento bajo condiciones sostenibles, dará prioridad a mantener sus operaciones, cumplir con las obligaciones laborales y operativas esenciales, y preservar el valor para todas las partes involucradas.
En cuanto a sus operaciones, Aconcagua produce aproximadamente 11.500 barriles equivalentes de petróleo por día, con una composición de 70% crudo y 30% gas. Sus ingresos pueden alcanzar unos 20 millones de dólares, mientras que el costo de extracción por barril es de 17 dólares. El punto de equilibrio para sus operaciones se sitúa en 45 dólares por barril, lo que la posiciona como una empresa eficiente dentro de las operaciones convencionales. Actualmente, opera en 14 áreas distribuidas en las provincias de Mendoza, Neuquén y Río Negro.
En términos financieros, la relación entre la deuda y el Ebitda (ganancia bruta) de la empresa es de 3,1 veces, pero si se consideran también las obligaciones comerciales con Vista, esta ratio asciende a 6 veces, una cifra que genera preocupación en el mercado debido al alto nivel de endeudamiento. En particular, su deuda con la petrolera de Miguel Galuccio alcanza los 86 millones de dólares, según Fitch, derivada de la compra de activos convencionales en la Cuenca Neuquina.