La Secretaría de Finanzas tiene programado para el próximo martes el primer llamado a licitación correspondiente al mes de agosto, un período especialmente crítico para el Tesoro Nacional debido a que deberá enfrentar el vencimiento más grande en deuda denominada en pesos desde que Javier Milei está al frente del gobierno. En total, se deberán afrontar pagos que superan los 30 billones de pesos, principalmente en títulos de corto plazo en moneda local, con un énfasis particular en las Lecaps. Esta cifra récord, que equivale casi al total de la base monetaria, supone un gran desafío para la administración, que tendrá que aceptar tasas de interés elevadas para lograr un alto nivel de renovación (rollover) de la deuda y así minimizar el riesgo financiero.
En un contexto electoral marcado por las próximas elecciones legislativas, el equipo económico liderado por Luis Caputo se encuentra frente a uno de los retos más significativos del año, especialmente tras el cambio en el régimen monetario que implicó el fin de las LEFIs y la adopción de un programa de tasas endógenas. Durante agosto, la primera licitación tendrá vencimientos que superan los 22 billones de pesos, y para finales de mes deberán pagarse obligaciones por unos 14 billones adicionales.
Al analizar la composición de la deuda, se observa una clara concentración de vencimientos a tasa fija: apenas el 20% de los títulos está indexado a la inflación, mientras que un 78% corresponde a Lecaps y Boncaps, y sólo un 1,5% a instrumentos ligados al dólar (dollar linked). Esta estructura permite al Tesoro evitar un impacto inmediato en precios o una exposición directa a la volatilidad cambiaria, pero al mismo tiempo impone la necesidad de mantener tasas atractivas para renovar esos compromisos.
En la licitación de julio, el Tesoro logró renovar únicamente el 76% de los vencimientos, habiendo tenido que ofrecer tasas efectivas mensuales entre el 4% y 4,7% (TEM), lo que equivale a rendimientos anuales de hasta un 65% (TNA). Estas tasas se ubican muy por encima de la inflación proyectada y de las que se registran en el mercado secundario.
Para mitigar la presión financiera, el Gobierno ha implementado una serie de medidas adicionales, incluyendo un acuerdo con el Banco Central que implicó un canje por 5,4 billones de pesos en Lecaps, postergando esos vencimientos para diciembre mediante Boncaps. Asimismo, se elevaron los encajes bancarios al 40% con el objetivo de reducir la liquidez en circulación y evitar que un exceso de pesos presione al alza el dólar.
Un aspecto favorable para la negociación del Tesoro es que casi la mitad de la deuda está en manos de organismos públicos como el Banco Central, el Fondo de Garantía de Sustentabilidad y el Banco Nación, lo que otorga cierto margen de maniobra para pactar condiciones. No obstante, la otra mitad está en manos del sector privado —bancos, fondos comunes de inversión y otros inversores—, cuyo comportamiento será decisivo para el éxito en la renovación de la deuda.
Pese a estas estrategias, la carga financiera sigue siendo muy elevada. Los vencimientos mensuales detallados son los siguientes:
Agosto: 36,5 billones de pesosSeptiembre: 20,1 billonesOctubre: 17,6 billonesNoviembre: 6,1 billonesDiciembre: 19,9 billones
El desafío para el Gobierno se extiende también al próximo trimestre, donde la deuda totaliza alrededor de 74 billones de pesos, con un 97% de instrumentos a tasa fija. Esto implica que agosto se convertirá en una prueba crucial para la estrategia financiera de Luis Caputo y su equipo, además de constituir un indicador de la confianza del mercado en la gestión oficial.
Con vencimientos sin precedentes en títulos en pesos, tasas de interés en alza y la constante amenaza de la volatilidad cambiaria, la administración se enfrenta a una situación compleja. El resultado de este proceso podría definir el clima económico durante el último tramo del año y, en paralelo, influir en la campaña electoral que se avecina.