De acuerdo con las estimaciones de expertos en economía y agentes financieros del centro porteño, se anticipa que el peso argentino sufrirá una depreciación frente al dólar a partir del lunes. Este movimiento se enmarca en una decisión reciente del Gobierno nacional, que tras haber alcanzado un nuevo entendimiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI), resolvió implementar un cambio en la política cambiaria: ahora el tipo de cambio oficial se regirá por un esquema de flotación dentro de una franja que va desde los 1.000 hasta los 1.400 pesos por dólar. Según el análisis de varios especialistas, este nuevo marco regulatorio derivará inevitablemente en una caída del valor del peso respecto a la divisa estadounidense.
En este contexto, los operadores financieros proyectan que la moneda local podría perder al menos un 15% de su valor ya desde el inicio de la semana, lo que llevaría al dólar mayorista —actualmente en torno a los $1.078— a cotizar entre $1.300 y $1.340. Este salto ubicaría al dólar oficial cerca del tipo de cambio financiero, marcando así una suba que podría oscilar entre el 20% y el 25%.
Frente a este panorama, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) emitió un comunicado donde se comprometió a fomentar una libre flotación del tipo de cambio dentro de los márgenes definidos, aclarando a su vez que podrá intervenir en el mercado de divisas comprando o vendiendo dólares, siempre que esto responda a objetivos macroeconómicos, a la necesidad de fortalecer las reservas internacionales o a la intención de amortiguar episodios de volatilidad inusual. Esta postura indica que el BCRA no necesariamente saldrá a intervenir cada vez que el precio se acerque a los extremos de la banda establecida. Un aspecto clave de este mecanismo es que, cuando la entidad compre dólares, no absorberá los pesos inyectados en la economía, lo cual se basa en el supuesto de que tales intervenciones irán acompañadas de un incremento en la demanda de dinero.
Mientras tanto, el Gobierno intenta transmitir calma ante la inminente modificación del régimen cambiario. En esa línea, el ministro de Economía, Luis Caputo, aseguró que lo que se está implementando no puede considerarse una devaluación en términos técnicos, ya que no se ha fijado un nuevo piso para el tipo de cambio. Según sus palabras, se trata más bien de una «flotación» administrada. Incluso fue más allá y expresó que, en un escenario optimista, es posible que dentro de un año el valor del dólar sea inferior al actual, mencionando una cifra hipotética de $970.
No obstante, en opinión de analistas del sector privado, el sistema de bandas cambiarias, con límites inferior y superior definidos, probablemente impulse al dólar oficial hacia el extremo más alto del rango apenas se active el nuevo esquema. En particular, se estima que la cotización oficial podría alinearse con el precio del dólar conocido como «Contado con Liquidación», que el pasado viernes cerró en torno a los $1.340. Este desplazamiento del tipo de cambio podría, a su vez, generar una nueva presión inflacionaria en el mes de abril, en continuidad con la aceleración que ya se había registrado en marzo.
En relación a cuánto podría cotizar el dólar oficial el lunes, el economista Martín Kalos opinó que lo más previsible es que se acerque a los $1.400. Según su visión, si el Gobierno logra incrementar las reservas internacionales con el ingreso de divisas, el valor del dólar podría estabilizarse en un nivel intermedio dentro del rango. Sin embargo, Kalos advirtió que ese objetivo también dependerá de factores internacionales, como la evolución de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, que introduce una volatilidad global que afecta directamente a los precios locales. A eso se le suman variables internas como la inflación, que tuvo un repunte significativo en marzo y continúa afectando la economía doméstica.
Desde su punto de vista, el dólar oficial podría experimentar un salto desde los $1.078 actuales hasta los $1.300, lo que tendría implicancias inflacionarias en el corto plazo.
El especialista Federico Glustein compartió una visión similar, al prever que la cotización oficial se ubicará entre los $1.250 y los $1.300. Además, anticipó una fuerte demanda inicial de divisas, con operaciones que podrían oscilar entre los 1.500 y 2.000 millones de dólares. No obstante, advirtió que el monto que ingresará en esta primera etapa apenas cubrirá una parte del total necesario para estabilizar la situación, y que tras la eliminación del sistema “blend” (que permitía liquidar exportaciones a distintos tipos de cambio), se dificultará la operatoria con dólares paralelos. Aunque estos podrían cotizar levemente por encima del oficial, la brecha se reduciría a menos del 5%.
Glustein también alertó que, como consecuencia de este movimiento cambiario, la inflación de abril podría situarse por encima del 5%, dependiendo de cómo repercuta el nuevo valor del dólar sobre los precios de alimentos y otros bienes básicos. Según esta lógica, los ingresos reales de la población volverán a verse deteriorados, ya que esta nueva devaluación del peso se traducirá en una nueva ola de aumentos. Si bien no se espera que el impacto sea tan profundo como el registrado en diciembre de 2023, el efecto sobre el poder adquisitivo será igualmente considerable.
En paralelo, el economista Gustavo Ber evaluó de forma más optimista los anuncios del Gobierno y consideró que podrían tener una recepción positiva por parte del mercado el lunes siguiente. Señaló que esa reacción ya comenzó a anticiparse mediante el comportamiento de los ADRs argentinos en el mercado “after hours”.
Según sus proyecciones, el tipo de cambio oficial se ubicará en una franja de entre $1.250 y $1.300, aunque no descarta una posterior baja de la cotización si se acelera la liquidación de exportaciones. Sin embargo, Martín Redrado añadió un matiz a este análisis, al advertir que los exportadores podrían optar por vender solo el mínimo necesario debido a los bajos precios internacionales vigentes, lo cual moderaría la entrada de divisas.
Finalmente, Ber puntualizó que, en función de cómo evolucione el comportamiento del mercado cambiario, se producirá un reacomodamiento general de los precios en el corto plazo. Aun así, se mostró confiado en que las bandas establecidas por el Gobierno serán suficientes para contener las fluctuaciones dentro del actual escenario económico y financiero del país.