Las caras de Milagros Avellaneda y su hijo Benicio están presentes en las remeras de sus familiares que se encuentran concentrados en plaza Independencia a ocho años de sus desapariciones para exigir que se rompa el pacto de silencio y el culpable del crimen confiese dónde están.
Roberto Rejas, papá biológico de Benicio, fue declarado por la Justicia como el responsable de la desaparición de Milagros y su hijo. Hoy enfrenta una pena en prisión, sin embargo, nunca confesó dónde están los cuerpos ni qué pasó ese día.
“Hoy es un día muy triste porque es como recordar lo que viví ese 28 de octubre del 2016, que este infeliz nos ha cambiado la vida totalmente. Nada volverá a ser como antes sin Milagros y sin Benicio. Lo que yo exijo es que siga la búsqueda, le pido a la Justicia que lo investiguen a Roberto Fernando Rejas, padre de Rejas, porque cuando fue el juicio él quedó para ser investigado y nunca supe que fue investigado”, manifestó Amalia Ojeda, mamá de Milagros y abuela de Benicio, ante los micrófonos de eltucumano.
Y contó: “Mi hija era una empleada judicial, llegó de su trabajo, almorzó, se fue a dormir y a la tarde antes de merendar bañó a su hijo y salió con Benicio tipo ocho y media. Me dijo ‘Mamá, me voy a la casa de Flavia vuelvo enseguida’. Milagros en ese entonces no se llevó absolutamente nada, no se llevó ni ropa, ni mamadera. Milagros era una empleada judicial y nunca hubo un movimiento de cuenta en su tarjeta, plata de créditos, nada”.
Amalia sostiene que no conocía la existencia de Rejas hasta el día en que Milagros desapareció. Fue su amiga, Flavia, quien le informó quien era Rejas y le mostró mensajes de Milagros donde aseguraba que él le estaba pegando. Luego, el celular de la joven se apagó.
A partir de ese momento, Amalia comenzó la búsqueda desesperada de su hija: “Desde el primer día que desapareció Milagros fue tremendo porque La buscamos en la casa de Rejas, fuimos con la policía, fui yo sola ahí y fui amenazada por el padre que me dijo que no me metiera porque ellos eran todos policías de la federal. Yo les contesté que no le tenía miedo y me plantea ante el padre de Rejas”.
Amalia no solo tuvo que enfrentar las agresiones y amenazas de la familia Rejas, sino también que realizar la denuncia policial no le fue fácil: “Pedía por favor que me tomaran la denuncia, me dijeron que mi hija era mayor de edad y elegía dónde y con quién estar, y que el bebé no corría riesgo porque estaba con su mamá. Cuando les dije que no se llevaron nada material me contestaron que ‘todo se compra’”.
Después de ocho años, Amalia recuerda la alegría de Benicio y la rutina que tenían en familia. Como Milagros trabajaba, ella se encargaba de cuidarlo: “Hasta el día de hoy se lo recuerda todo el tiempo a Benicio y a Milagros. Milagros siempre me mandaba mensaje diciéndome ‘Amalita qué vas a cocinar hoy’, son recuerdos que están presente todos los días”.
El caso
El 28 de octubre de 2016, Milagros Avellaneda salió con su hijo de su casa del barrio Lola Mora y se dirigió a la casa de Rejas, en San Cayetano. El por entonces guardiacarcel le habría dicho que ya no apareciera por su casa, pero la joven insistía en que Benicio era hijo de ambos (algo que se determinó luego con un estudio genético).
Milagros llegó al lugar acompañada por una amiga, que se volvería clave para el inicio de la investigación. Esa joven explicó que Rejas recibió a Avellaneda y al niño y que luego los tres subieron al auto VW Gol Trend del joven. La testigo regresó a su casa y se mantuvo en contacto con Milagros. Esos mensajes fueron clave para sostener la acusación.
En el juicio que se realizó en septiembre de 2021, la fiscal Estela Giffoniello explicó que el imputado llevó a Avellaneda hasta determinado lugar del parque y ahí, dentro del auto, comenzó a agredir a golpes a la mujer y al niño hasta quitarles la vida.
Los investigadores realizaron una pericia de luminol clave dentro del vehículo que reveló grandes marcas (que podrían ser de sangre u otros restos biológicos) en el tapizado trasero y el techo. También se determinó que Rejas había hecho lavar el auto con un producto especial para dificultar el hallazgo de sangre y que hasta había comprado una funda de tapizado nueva para reemplazarla.
Luego del hecho, según plantearon la fiscal y los abogados querellantes Silvia Furque y Gerónimo Martínez Molina, Rejas condujo su vehículo hacia el sur de la provincia y escondió los cuerpos en algún lugar entre la capital y Monteros. Los informes telefónicos lo ubicaron en esa última ciudad y también en San Andrés, donde vivía una familiar suya.
Hasta la fecha se desconoce dónde fueron enterrados los cuerpos de las víctimas. Lo que sí se sabe es que días después del hecho Rejas buscó en Google una escalofriante información: “¿cómo descomponer un cuerpo?”
La fuga
Rejas fue sentenciado el 22 de septiembre de 2021 a cadena perpetua, con la posibilidad de modificar la sentencia en caso de confesar el lugar en donde se encuentran los cuerpos de Milagros y Benicio. Sin embargo, a una semana de la sentencia Rejas se fugó de la División Bomberos de Capital un lunes a las nueve de la noche por una ventana del lugar. Dieciocho días después, fue capturado en Salta y, hasta hoy, continua tras las rejas.
Mirá el testimonio completo de Amalia: