Para Racing llegó el momento de jugar un partido que le quita el sueño. Medirse con el poderoso Flamengo, en el mítico Maracaná, le impide dormir a cualquier racinguista. Todos están ilusionados ante el desafío histórico de intentar meterse otra vez en la final de la Copa Libertadores. El de Gustavo Costas es un equipo creyente, en el más amplio sentido de la palabra. El primero en ver posible lo que parecía un anhelo remoto fue el entrenador, cuyo aviso sobre la importancia de “volver a ganar algo internacional” se hizo realidad el 23 de noviembre del año pasado, cuando levantó la Copa Sudamericana en la calurosa Asunción, donde quebró una racha de 36 años sin títulos continentales.
“Estoy pensando en ir a Lima y traer la Copa a Avellaneda”, se sinceró Costas cuando le preguntaron en qué estaba pensando, en la previa a la semifinal de ida que se disputará este miércoles, a las 21.30, en Brasil: “Tenemos que tener la cabeza en eso. Sabemos que es difícil, sabemos que después si no se dan los resultados van a decir ‘este boludo (SIC) lo dijo y no ganó’, pero nosotros tenemos una fe enorme”. Gustavo entrena y estimula el ánimo de todo el pueblo académico. Entiende como nadie “la locura” de los hinchas porque él es uno más.
En la Cidade Maravilhosa, el técnico devoto del Señor de los Milagros -al que descubrió en su paso como DT de Alianza Lima de Perú- se encomendará a Adrián Martínez. Maravilla, autor de 50 goles en 86 partidos oficiales en la Academia y máximo anotador histórico del club en certámenes internacionales (con 18 conquistas), buscará escribir una nueva página de gloria.
Tal es la trascendencia del artillero racinguista, y tan conocida su historia de fe, que en una de las promociones televisivas del partido muestra una particular postal del famoso Cristo Redentor: en sus espaldas, la icónica imagen lleva pintada la 9 celeste y blanca con el apellido del goleador. En un territorio en el que el fútbol y la fe también constituyen una religión, recibir una tarjeta amarilla puede significar un pecado: Martínez está a una amonestación de quedar suspendido.
“Estoy más preocupado por la amarilla que por hacer un gol. Obviamente que hay que cuidarse un poquito más de lo normal, pero no vamos a cambiar el juego, porque es lo que nos trajo hasta acá”, avisó Maravilla –en ESPN- sobre cómo afrontará el cuerpo a cuerpo con los zagueros rivales. También están al límite de la suspensión Gabriel Rojas (viajó a Brasil, pero su presencia está en duda por un desgarro), Gastón Martirena y Franco Pardo, que se perderá la serie por una severa lesión muscular.
Gustavo Costas recuperó la alegría y el orgullo de ser de RacingMarcelo Endelli – Getty Images South America
Santiago Sosa, uno de los pilares, podría faltar debido a que una distensión tampoco le permitió entrenarse a la par. Y Juan Nardoni, un todoterreno, jugó por última vez el 23 de septiembre, cuando se desgarró ante Vélez. Racing llega a la fase de los cuatro mejores de América con el plantel diezmado, pero con un espíritu inquebrantable.
Uno de los exponentes de la esperanza y la pasión es Bruno Zuculini. “A mí me mueve la fe”, había explicado cuando le preguntaron cómo hace para llegar tanto a posición de gol, tras convertirle un doblete a Banfield, en la fecha 12 del Clausura. La fórmula de uno de los referentes del plantel está cargada de optimismo: “Si no pensás o no creés que te va a llegar, muy difícilmente llegue. A mí me mueve la fe, trabajo para llegar e ir muchas veces porque esto es mi vida”. Para Costas, Zuculini se perfila como un heredero a la dirección técnica de Racing porque, además de ser uno de los entrenadores adentro del campo, cuando está afuera desborda pasión y amor por los colores.
Gustavo Costas y la fe que mueve montañasJUAN MABROMATA – AFP
Por eso no sorprende que Zucu, tan racinguista como Costas, haya avisado hace dos semanas que es inevitable tener la cabeza en la Libertadores: “El partido es de los más importantes en la historia del club, quizás antes la mirábamos por televisión y ahora estamos nosotros. Daremos la vida para traerla a Avellaneda. La gente lo sabe. Las ganas, la ambición y el corazón de este grupo seguramente va a hacer el esfuerzo para que Racing salga campeón”.
La fe mueve a Zuculini, a Costas, Maravilla y, también, a miles de hinchas que coparán su sector en el Maracaná, donde sueñan con dar un primer paso hacia la final de América. Pese a los problemas económicos que atraviesa el país, más de 4000 racinguistas alentarán en Río de Janeiro. En distintos vuelos de línea, con los charters que fletó el club (por $1.200.000 pesos) o en casi 100 micros que salieron desde distintos puntos, una marea celeste y blanca soñará con un Maracanazo.
Gabriel Rojas está al límiteLUIS ROBAYO – AFP
Del otro lado, el todopoderoso Flamengo, con un plantel valuado (según el sitio especializado Transfermarkt) en 195.000.000 de euros, con jugadores de sobrada trayectoria en la elite de Europa. Anímicamente, llega en un gran momento: le ganó 3-2 a Palmeiras y lo alcanzó en la cima del Brasileirao. Antes, había goleado 3-0 a Botafogo, el rival al que la Academia de Costas le dio cátedra en la Recopa, en febrero de este año.
En cuartos de final, el Rubronegro desató un vendaval y sometió durante el primer tiempo de la ida a Estudiantes, que por las atajadas de Muslera y la impericia para definir del Mengao no se fue goleado. Luego el partido cambió, Estudiantes rescató una derrota 2-1 y estuvo al borde de la clasificación en La Plata, donde se impuso 1-0 en los 90 minutos y forzó los penales: en ese momento, el argentino Agustín Rossi tapó dos remates, fue la figura y selló el pase.
La celebración de Agustín Rossi luego de atajarle el penal a Santiago AscacibarLuis ROBAYO / AFP – AFP
En 2020, cuando Racing y Flamengo se cruzaron en octavos de final, fue la Academia la que celebró con los remates desde los once metros: Gabriel Arias, de notable partido, atajó uno de los disparos y fue clave para destronar al entonces campeón de América en el Maracaná. Cinco años después, Arias estará entre los relevos, ya que Facundo Cambeses se impuso en la pelea por la titularidad e intentará ratificar su gran momento en un partido en el que será muy requerido.
“Yo tengo un sueño: yo quiero ganar a esta Copa, eh”, había arengado Arias, uno de los capitanes, antes de golear a Bucaramanga en la fase de grupos. Los meses pasaron, pero el mismo deseo sigue latente: pese a que Flamengo tenga un poderío que pueda generar pesadillas, Racing sueña despierto con la Libertadores.