La arquitecta y especialista en patrimonios Gabriela Neme, al igual que miles de tucumanos, sabe de la importancia del Parque 9 de Julio, el lugar de encuentros predilectos y uno de los puntos verdes más grandes e importantes de toda Latinoamérica. Desde nuestro espacio en el programa La Tucumana de Mañana (FM latucumana 95.9) nos brinda un recorrido por la historia y orígenes del paseo, su transformación y el compromiso que debemos asumir como ciudadanos para su mejora.
Incontables historias de amor y desamor, de encuentros familiares y amistades, de infancias colmadas de juegos y risas, de festejos estudiantiles y escenarios de los recién casados, se sucedieron en el tiempo en los maravillosos paisajes esbozados en nuestro Parque 9 de julio. Originalmente denominado “Parque Centenario”, surgió como el paseo social por excelencia de la sociedad de principios del Siglo XX, a través del cual sus miembros recorrían sus frondosas arboledas para “ver y ser vistos”, como promovía la cosmovisión de la época.
El nuevo pulmón verde de la ciudad de San Miguel de Tucumán surge como motivo de conmemoración de los dos primeros centenarios: el de la Revolución de mayo y el de la Independencia. El sitio elegido para su implantación fueron los terrenos de “El bajo”, por decisión del Dr. de Soldatti (Ministro de Hacienda de la Provincia) quien, en el año 1898, considera oportuna su expropiación por encontrarse contaminados y ser foco de paludismo. Esta medida se fundamenta en los conceptos higienistas de la época, que permitieron sanear a ese Tucumán, en pleno auge y crecimiento.
La ciudad estaba experimentando un profundo cambio en su paisaje urbano, sustentado fundamentalmente por una economía pujante, cuya principal fuente era la industria azucarera. Es así como la provincia se incorpora al escenario nacional, concediéndole el rango de capital regional.
El proyecto se encarga al destacado arquitecto-paisajista francés Charles Thays, experimentado diseñador de los principales parques del país (Rosario, Mendoza, Córdoba, Buenos Aires, entre otros). Se concreta durante el gobierno de Luis Nouguès (1906/09) pero años después, durante los sucesivos gobiernos de los doctores Campero (1924/28; 1935/39), Critto (1939/43) y Gelsi (1958/62), se realizaron numerosas intervenciones de mayor importancia que completaron el conjunto.
La singularidad de nuestro parque reside en el trazado curvilíneo intercalado con focos de atención, que sigue las formas orgánicas de la naturaleza. El proyecto original contemplaba el doble de la superficie ocupada actualmente, sin embargo, se desarrolla solamente el lado norte (380 has.), la cual sufrió la reducción de espacios verdes cedidos a clubes deportivos, el ex aeropuerto, el hipódromo, entre otras instalaciones.
Hoy el Parque 9 de julio sigue siendo el principal pulmón de vida de nuestra ciudad, a pesar de la creciente densificación del tejido urbano y del lamentable estado de deterioro de algunos sectores como el lateral hacia la Av. Coronel Zelaya, en donde se encuentra, por ejemplo, el abandonado Palacio de los Deportes. Sin embargo, hay intervenciones que podrían replicarse, como la pista de salud hacia la Av. Soldatti que renovó su espíritu. Como tucumanos tenemos la responsabilidad de apropiarnos y cuidar este tesoro de vida.
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